miércoles, 12 de octubre de 2011

Lo que hizo no fue en vano”, Martina y Teresa hablan de su mamá, Adriana

“No paró. La verdad es que mi vieja no paró y hay que agradecérselo. Y va a estar, para mí, en los libros de Historia”, dice Martina, una de las hijas de Adriana Calvo, que junto a su hermana Teresa dialogaron en la mesa de un bar con Tiempo Argentino.

–¿Qué sintieron al ver el testimonio de Adriana?

M: –Fue una gran alegría. Tendrían que pasar los testimonios todos los días por la tele, para ser concientes de la “hijaputez” que hizo esta gente. No puede ser que tengan que pasar tantos años en un país para que se intente hacer justicia.

–¿Ustedes trabajaron con ella?
 
T: –Sobre todo en la última época, que se enfermó y no podía salir de casa y sus compañeros de la asociación no estaban siempre. Nos hacía escribir los mails. Hasta el último aliento, cuando le dolía todo, siguió recabando información.
M: –Pero quiero aclarar algo: mamá nos respetaba un montón.
T: –Sí, cada uno hizo lo que pudo con su vida, y ella nunca nos exigió que estemos militando con ella. De chiquitas nos llevaba porque no tenía dónde dejarnos. Recuerdo caminatas interminables. A mí no me gustaban los gases lacrimógenos y las corridas y terminar en un bar con lsus compañeros. Yo a cierta edad le dije “basta, no quiero ir más”. Y ella lo aceptó  sin ningún enojo.
 
– ¿Cómo la recuerdan?
 
M: –Yo la veía como Don Quijote contra los molinos de viento. Era avanzar un paso y retroceder doscientos.
T: –Yo con el indulto descreía de todo. Le decía “mamá basta, no vas a llegar a nada”. Y recién entendí que sí, que la única lucha que se pierde es la que se abandona, cuando enjuiciaron a Bergés. Pude brindar con mi madre, y entendí que todo lo que había hecho no había sido en vano.

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